martes, 6 de noviembre de 2007

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Acerca de la mecánica cuántica, la continuidad del espacio y el tiempo como válvula de escape para (in)determinados gatos.

Groso. Sinceramente, no por hacerme el socrático, pero cada vez que intento ponerme a pensar seriamente en algo remotamente relacionado con la física me doy cuenta de que sé menos que un pollo. Ah! Quizás si usase este espacio (y absolutamente ningún tipo de vínculo, ni holónomo ni de los otros, me impediría hacerlo en principio) para explicarme determinados Objetos de Conocimiento, podría terminar comprendiéndolos. Whatever the case, el gato se muere o no...? Diríamos que ningunambos, cierto? Y que cuando lo mido (con regla-ojo) lo colapso (pobrecito, como estampilla...), lo aprieto contra la pared hasta que se decide: vivo, o muerto. Pobre gato.
Y si de repente su cola se enroscase en un Lorentz-like-style? Ahí nos atacamos con el folding de los manifolds, Arnold metiendo su lengua por todos lados, Poincaré haciéndose el zonzo y perdimos la brújula, forever.
Calvino, again. El tipo ese evidentemente me ganó de mano. En vez de Cosmicómicas, Cuantitrósticas. Infamias caóticas en torno a la indeterminación del color verde. And so.

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