domingo, 26 de julio de 2009

Amo dejarme llevar por la belleza, por la percepción de la finitud de las cosas, cuando consigo captarlas en su momento preciso.

Amo reflexionar sobre lo bello, sobre la parte de la existencia, del ser, que le da felicidad a mi alma. Cuando me encuentro solo mis reflexiones se van a lo oscuro, a intentar dilucidar por qué el existir me lleva a sufrir. Y no deseo eso, deseo reflexionar y percibir poesía en la vida, la fragancia de una flor cuando la primavera comienza, la belleza de una melodía, de un color. Sólo puedo sentir la existencia de esa manera si siento que no estoy solo, que… estar vivo es, en sí mismo, vida, y que vida es ser con otros, y en otros…

Entendés ahora por qué me cuesta tanto concebirme solo, aceptar que no hay nada ni nadie más allá de esto que, aquí y ahora, percibo, y sólo a través de mí mismo, sin trascender de ello? Entendés por qué no me resigno, por qué, sin declararlo, evidentemente creo que hay algo más allá, que lo imponderable, lo irracional, no necesariamente carece de existencia?

Entendés por qué necesito a mis Iguales, a mis Espejos? Porque a través de ellos le devuelvo al Universo parte de su sustancia, contribuyo al ser, a la luz que ilumina y espanta el vacío...

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