domingo, 26 de julio de 2009

Para qué

Tuve la responsabilidad de rescatar a un hermano.
Tuve que responder esa pregunta: para qué.
Para qué me levanto, hoy.
Para qué voy a la panadería.
Para qué creo, para qué trabajo.
Supongamos que me vuelva la persona más exitosa del planeta. Ok, para qué?
Vos, que hace años que venís lidiando con la puta preguntita. Para qué?
Supongo que un refugio en razones racionales relativamente bien elaboradas aleja lo irrespondible de la pregunta. Un recurso al misticismo, a la irracionalidad calmante, también. Pero en última instancia, la preguntita sigue ahí, y ni él ni yo vamos a saber cómo responderla.
Supongo, como dije, que la única razón por la que vale la pena no renunciar es para seguir teniendo oportunidades de responderla. Tal vez aprender a vivenciar esa aparente paradoja sea la única razón, la única causa de la existencia consciente.
Uno puede, siempre (o casi siempre, bah) elegir ser un durmiente, un muerto vivo más. Si total está lleno el mundo, qué le hace una mancha más al tigre. Pero por un lado, una vez que abriste los ojos se complica cerrarlos... y por otro lado, terquedad básica: a mí no me vas a ganar, vida puta. No te voy a entregar tu sentido, y si me ganás voy a morir de pie, batallando, con los ojos bien abiertos, mirándote a la cara cuando te decidas a llevarte mi último hálito vital. No me vas a hacer un cobarde, no te tengo miedo: con los dientes apretados y mi puño de piedra que me defiende daré batalla. No hay discursos ligeros que valgan, no hay disimulo posible: esto es exclusivamente entre vos y yo, y no me vas a ganar. Te lo voy a gritar en la cara, te voy a sacar el sentido aunque no quieras, aunque te resistas hasta el último estertor y te valgas de todos tus recursos, incluso los más bajos, para adormecer mis sentidos y volver estéril mi alma. No te voy a permitir que uses a tus esbirros para engañarme y, de esa manera, dejar de creer. No te la vas a llevar así nomás.
Supongo que la firme convicción que da la terquedad puede levantar a los muertos... o puede ayudar a inventar razones para argumentos en cualquier otra circunstancia indefendibles. Pero por ahora, mi argumento se mantiene firme.

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